Nuevas cláusulas bilaterales de salvaguardia del Acuerdo de Libre Comercio UE-Mercosur: una propuesta técnica ineficaz ante el impacto estructural y localizado del acuerdo

Aunque la Comisión Europea presenta estas cláusulas como un mecanismo de seguridad para proteger a lxs campesinxs, están diseñadas con el fin de que nunca se activen. Basadas en umbrales económicos arbitrarios, no reflejan la diversidad de la agricultura europea ni los efectos reales y localizados del aumento de las importaciones.

Según la propuesta actual, el mecanismo solo se activaría si el precio medio de un producto sensible cayera un 10 % y las importaciones anuales aumentaran un 10 % a escala de uno o varios Estados Miembros . Estas cifras no se han justificado, no están basadas en evidencia científica e ignoran la realidad a la que se enfrentan lxs pequeñxs y medianxs agricultorxs. Las fluctuaciones de precios causadas por los ciclos económicos mundiales o la especulación podrían ocultar el daño real provocado por importaciones más baratas, lo que haría que la salvaguardia fuera inútil en la práctica.

El mecanismo tampoco tiene la facultad de suspender las importaciones ni de establecer contingentes adicionales. Incluso cuando se activa, la única respuesta permitida es la reintroducción temporal de aranceles que no superen los tipos existentes de la nación más favorecida. Para sectores como el de la carne de vacuno, en el que los costes de producción en Brasil son aproximadamente tres veces inferiores a los de Francia, esta medida no ofrece ninguna protección real.

Además, la cláusula de salvaguardia no puede hacer frente a crisis localizadas, cuando los mercados regionales sufren una afluencia repentina de importaciones. En tales casos, el daño a los medios de vida de lxs agricultorxs se produce de forma silenciosa, erosiona las economías rurales y acelera la desaparición de granjas. Entre 2005 y 2020, la UE perdió 4,5 millones de explotaciones agrícolas, un descenso impulsado por las políticas comerciales neoliberales, que priorizan los intereses de las empresas por delante de las personas y el planeta.

ECVC insta al Consejo y al Parlamento Europeo a rechazar el Acuerdo de Libre Comercio UE-Mercosur y, en su lugar, comprometerse con políticas comerciales que respeten los derechos de lxs campesinxs, la soberanía alimentaria y la justicia medioambiental.