En los últimos años, la guerra, los desastres naturales y las crisis sociales marcadas por discursos políticos cada vez más polarizados, simplistas y de carácter populista que han supuesto un auge de la extrema derecha en numerosos países han agitado la situación política mundial y las políticas públicas europeas. En lugar de centrarse en un verdadero cambio de paradigma en un momento en el que es más necesario que nunca, las instituciones suelen utilizar el tecnosolucionismo u optar por seudosoluciones como la agricultura del carbono o los nuevos organismos modificados genéticamente que, de implementarse, no harían más que agravar los problemas actuales.
Por suerte, la agroecología ya ha llegado a nuestros campos y existen numerosas comunidades por toda Europa que ya trabajan en pro de sistemas alimentarios sostenibles. Sin embargo, no es muy realista pensar que podemos conseguir un cambio sistémico si lo único que sucede es un cambio en el comportamiento de los ciudadanos de la UE y de las comunidades locales. Vivimos en un periodo en el que las diversas crisis económicas afectan a sectores importantes de la sociedad europea y, como consecuencia, existe una búsqueda aún más pronunciada de bienes cada vez más económicos que pone en peligro la transición hacia un sistema mejor.
Necesitamos políticas holísticas que permitan acabar con las trabas que impiden la expansión de la agroecología para garantizar el derecho a la alimentación al conjunto de la población. Existen numerosos estudios que demuestran que la transición a la agroecología es realista y que su aplicación es factible. No obstante, dicha transición también debe ser inclusiva. Uno de los objetivos principales ha de ser el de duplicar el número de agricultorxs en Europa en 2040 al mostrarles apoyo en la transición hacia la agroecología. Así, se habrán de crear 10 millones de pequeñas y medianas granjas.
Por otro lado, no debemos olvidar que la promoción de la agroecología pasa también por cambios sistémicos e inversiones considerables en las políticas agrícolas. Resulta imprescindible que las ayudas que hoy se otorgan a quienes practican una agricultura industrial dañina se destinen a las prácticas agroecológicas. Todas las políticas públicas deben promover la agroecología y defender ingresos justos para los productores, de modo que sea posible una gestión sostenible de los recursos basados en la producción, especialmente en el contexto del cambio climático. También se deberá llevar a cabo una labor de concienciación para los distintos actores del sistema alimentario, incluidos agricultorxs, responsables políticxs e investigadores, sin olvidar a la sociedad civil.
La Comisión Europea adoptó en 2020 la estrategia «De la Granja a la Mesa» con el objetivo de hacer que los sistemas alimentarios de la Unión fuesen más sostenibles. Por desgracia, hay algunos instrumentos que resultan insuficientes, mientras que otros son contradictorios o, incluso, contraproducentes. Como bien explicaron algunas de nuestras organizaciones miembro cuando salió a la luz, la estrategia F2F no ha sido capaz de identificar los cambios necesarios en las políticas para acabar con el paradigma actual y comenzar uno nuevo que cumpla las expectativas de lxs ciudadanxs de la UE.
Un claro ejemplo de ello es el propio programa política de libre comercio de la UE, que sigue siendo claramente opuesto a los objetivos de la estrategia F2F, puesto que el acceso sostenible a la tierra y a otros recursos naturales (de acuerdo con nuestros objetivos de protección de la naturaleza) y los precios justos para los productores se han descartado del plan de acción. Estos aspectos no solo no deberían haberse eliminado, sino que son fundamentales para elaborar una estrategia de transición que garantice el relevo generacional en la agricultura.
Necesitamos una estrategia lo suficientemente ambiciosa que nos permita reinventar los sistemas alimentarios en Europa y en todo el mundo. Queremos un sistema que ponga a los grupos más vulnerables de la sociedad en el centro y que garantice el cumplimiento del derecho a la alimentación sin olvidar el derecho de los productores a unos ingresos dignos.
El objetivo del Consorcio Reboot es crear una hoja de ruta de políticas que permita identificar los cambios políticos clave que deben implementarse a distintos niveles en los próximos años para promover la agroecología. Esta hoja de ruta se ha concebido teniendo en cuenta los derechos humanos, los objetivos del Pacto Verde Europeo y las obligaciones de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP), los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), además de otros reglamentos internos.
----
Reboot es un proyecto financiado por la Unión Europea que reúne a 14 organizaciones de 9 países que luchan por un sistema alimentario justo y sostenible. Nuestro objetivo es apoyar a los más afectados por la agricultura industrial y sus consecuencias, como el cambio climático o las violaciones de los derechos humanos, especialmente en el Sur Global y en el caso de las nuevas generaciones en el futuro. Defendemos un sistema alimentario basado en la agricultura agroecológica en el que los alimentos no solo son saludables para las personas, sino también para el planeta.
¡Reinventemos el sistema alimentario entre todos!
Descargar la publicación completa
Contact information
Ivan Mamana
IT, EN, FR, ES
Equipo de ECVC
ivan@eurovia.org
+32 2 217 31 12