Quince años después de su entrada en vigor en 2005, el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura se enfrenta a la negativa de la industria de semillas a pagar su deuda y a respetar los derechos de lxs agricultorxs. ¿Podrá su Consejo de Administración, que se reunirá en Roma del 11 al 16 de noviembre próximo, hacer frente a esta amenaza para su supervivencia?
Quince años desde su entrada en vigor en 2005, el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura se enfrenta a la negativa de la industria de semillas a pagar su deuda y a respetar los derechos de lxs agricultorxs. ¿Podrá su Consejo de Administración, que se reunirá en Roma del 11 al 16 de noviembre próximo, hacer frente a esta amenaza para su supervivencia? Adoptado en 2001 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, este Tratado tiene por objeto facilitar el acceso de todxs a los millones de muestras de semillas seleccionadas y conservadas por cientos de generaciones de campesinxs y almacenadas en bancos públicos de genes. Este tesoro que ofrece el Tratado no sólo es la materia prima de la industria de las semillas, sino también la garantía de la seguridad alimentaria para nuestrxs hijxs y nietxs. No sabemos hoy en día en qué condiciones, especialmente climáticas, se enfrentarán las generaciones futuras para producir sus alimentos. Sabemos que las semillas comerciales seleccionadas para la agricultura industrial de hoy ya no serán adecuadas, pero no sabemos qué semillas guardadas por lxs campesinxs y en los bancos de genes serán esenciales para seleccionar las semillas del mañana. Por esta razón, el Tratado sólo garantiza el acceso a las semillas reunidas por los Estados a cambio de:
- the sharing of the benefits that the seed industry derives from it in order to remunerate the renewal of their diversity by farmers and their conservation in developing countries;
- the guarantee of their renewal through the recognition of farmers' rights to save, use, exchange and sell their own seeds.
Lamentablemente, si bien la industria semillera se ha beneficiado enormemente de este acceso facilitado a sus "recursos", nunca ha querido compartirlos equitativamente y la mayoría de los Estados siguen adoptando leyes de propiedad intelectual bajo su presión, violando los derechos de lxs campesinxs. En respuesta a este fracaso, el Tratado comenzó a trabajar en 2014 para "mejorar" su funcionamiento. Lamentablemente, cinco años de laboriosas discusiones no permitieron a lxs negociadorxs que representaban a los gobiernos proponer una solución consensuada. Los espejismos prometidos por las tecnologías genéticas son la primera causa de este fracaso. Las principales empresas de semillas creen que ya no necesitan las semillas físicas reunidas por el Tratado. Afirman utilizar únicamente la "información" de sus secuencias genéticas y se niegan, junto con los países ricos que los apoyan, a pagar por el acceso a estos datos desmaterializados. También quieren deshacerse del último espacio de negociación internacional sobre los derechos de lxs agricultorxs a las semillas: el Tratado. Es cierto que en los últimos años, la mayoría de sus ganancias financieras han pasado del mercado de semillas físicas al mercado de información desmaterializada y patentes que las confiscan. Pero este mercado virtual nos está llevando al desastre. Las tecnologías genéticas están acelerando dramáticamente la erosión de la biodiversidad, y esto amenaza nuestro futuro. La agricultura que depende de semillas industriales produce sólo un cuarto de los alimentos disponibles en el planeta utilizando tres cuartos de la tierra y de los recursos hídricos, mientras que las semillas adaptadas pacientemente por los agricultores a cada una de sus condiciones de cultivo locales producen tres cuartos de nuestros alimentos, utilizando sólo un cuarto de la tierra y de los recursos. ¿El fracaso de la semana pasada en Roma de las negociaciones, iniciadas hace cinco años para proponer al Órgano Rector del Tratado una solución que garantice su supervivencia, significa que pronto desaparecerá? ECVC hace un llamado a los gobiernos de todo el mundo que se reunirán en la octava sesión oficial del Órgano Rector del Tratado a construir con lxs agricultorxs y la sociedad civil un mecanismo equitativo para la renovación, conservación y acceso a las semillas que son esenciales no sólo para nuestra alimentación actual, sino también para la alimentación de nuestrxs hijxs y nietxs. Los que se nieguen tendrán que responder ante las generaciones más jóvenes que se levantan en todos partes del mundo contra la irresponsabilidad de muchxs líderes y la avidez suicida de los mercados financieros. Credito foto : Shutterstock/Nopparat Promtha
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